Revista El Diluvio

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El Diluvio: cuando la democracia se hunde y el pensamiento resiste

Entrevista a Jorge Javier Romero, director de El Diluvio

Jesús Caudillo

Frente al avance del autoritarismo, Jorge Javier Romero lanza un llamado: agitar, provocar y resistir. Esta entrevista abre el diálogo sobre si aún es posible defender la democracia con pensamiento crítico y acción intelectual.

“La democracia [en México ] fue un breve espacio… eso empezó ya a destruirse a partir de 2018”, sentencia sin titubeos Jorge Javier Romero, académico y autor de numerosas obras sobre la democracia. Ataviado con un suéter verde y gafas redondas, el director de El Diluvio evoca a un académico clásico que ha pasado horas entre libros y reflexiones profundas. Su expresión, serena pero aguda, refleja la calma de quien ha visto mucho, pero también la determinación de quien no ha perdido la capacidad de sorprenderse o indignarse en un momento en el que el mundo claramente experimenta un cambio profundo. Conforme la conversación avanza, Jorge Javier Romero transmite escepticismo ante la destrucción de la democracia, sí, pero también esperanza en la posibilidad de recobrarla. En el primer número de El Diluvio, la revista digital que dirige, Romero no solo lanza advertencias, sino que además propone convertir el pensamiento crítico en una herramienta de resistencia activa contra la ola autoritaria que recorre el mundo.

¿Un cambio de época o el fin del mundo que conocemos?

“Estamos viviendo una crisis en la civilización que puede ser equiparable a la que ocurrió en el periodo de entreguerras”, afirma Romero. ¿Catastrofismo? Quizás, pero no sin fundamentos. El académico pinta un escenario en el cual el orden mundial, después de la Segunda Guerra Mundial, ha colapsado y lo que asoma no es precisamente un renacer democrático.

Durante la charla, Romero lanza una pregunta que retumba: “¿Nuestra vocación es a lo autoritario?”. Y aunque la respuesta no es simple, el historiador traza un recorrido desde el sapiens cazador-recolector hasta las frágiles democracias modernas, sugiriendo que la historia humana ha sido, en su mayoría, una historia de dominación y control. “La larga historia de la humanidad… ha sido la historia de la dominación de las organizaciones con ventaja en la violencia”, asegura.

El académico expone que el fenómeno actual podría ser una transición tan profunda como la que ocurrió entre las monarquías absolutas y las democracias liberales modernas. Sin embargo, no garantiza que el cambio sea positivo. “Estamos ante un momento crítico en el que la regresión hacia sistemas más autoritarios es una posibilidad real”, advierte.

El Diluvio: agitar, provocar, resistir

Esta no es una revista cualquiera. El Diluvio se presenta como un “espacio de provocación para el pensamiento, para las ideas, también para las dudas”, dice su director. Nada de formatos tradicionales. Aquí no hay cabida para el acartonamiento. La misión es clara: convertirse en un grupo de agitadores. “Queremos ser un grupo de provocadores, en el sentido antiguo de la agitación y la propaganda”, subraya Romero.

El Diluvio, como lo ha señalado su fundador, el académico Mauricio Merino, rinde homenaje a Tras el Diluvio de Ludolfo Paramio, obra premonitoria que anticipaba las dificultades de la izquierda frente al fin del siglo XX. Así pues, la revista retoma esa visión crítica para enfrentar el nuevo diluvio: el avance de los regímenes populistas y la amenaza constante al bienestar democrático.

El proyecto apunta a utilizar todos los recursos digitales disponibles: podcasts, reels, artículos de fondo y debates en redes. Todo vale si se trata de sacudir conciencias y hacer que el pensamiento crítico llegue a audiencias diversas, desde jóvenes universitarios hasta lectores internacionales. Para Romero, cada plataforma es una oportunidad para desafiar las narrativas dominantes y romper las cámaras de eco.

México y el mundo: democracias en la cuerda floja

El panorama que describe Romero es sombrío: “En México, la democracia fue un breve espacio… eso empezó ya a destruirse a partir de 2018”. Pero no es solo un problema local. Al hablar de Estados Unidos, Romero recuerda el intento de golpe de Donald Trump y no oculta su preocupación: “Eso era una cosa que nunca había ocurrido en los Estados Unidos”.

Europa no se salva del análisis: Hungría, la tierra de Viktor Orbán, es un caso de estudio de cómo “figuras personalistas y autoritarias desmantelan los contrapesos democráticos”. Y lo que asoma tras la cortina es la amenaza de una nueva ola autoritaria que podría borrar décadas de avances democráticos.

Romero menciona también el auge de partidos populistas en Francia, Italia y Polonia. “Lo preocupante es que estos movimientos están legitimados por las urnas, pero utilizan esa legitimidad para socavar las instituciones democráticas desde dentro”, puntualiza.

Algoritmos, cámaras de eco y el auge de la vigilancia

“Es una distopía perfectamente posible… y si las democracias caen, es muy probable que lo que venga después sea la sociedad de la vigilancia”, advierte el académico. La tecnología, que prometía conectar al mundo, ahora parece una herramienta perfecta para el control social.

Romero desmenuza cómo las grandes tecnológicas han capturado al Estado en países como Estados Unidos. “Donald Trump no es más que el hombre del front… frente a la captura de las grandes tecnológicas sobre el Estado para derribar todos los procesos de regulación”, asegura. El riesgo no es solo la manipulación del voto o la polarización social, sino la posibilidad real de un mundo orwelliano en el que cada movimiento esté bajo escrutinio.

El caso chino es el ejemplo extremo de lo que podría pasar si las democracias no resisten. “El sistema de crédito social chino es una realidad distópica. Evalúan a cada ciudadano en función de su comportamiento, limitando sus libertades cotidianas. Es 1984 en versión mejorada”, sentencia.

Los extremos se tocan: la teoría de la herradura

La teoría de la herradura no es nueva, pero en boca de Romero cobra un matiz inquietante. “Más que la ideología, lo que domina el populismo es la forma de control social y político”, explica. Tanto la izquierda radical como la derecha extrema, dice, emplean las mismas tácticas: manipulación emocional, creación de enemigos comunes y promesas vacías.

En México, Andrés Manuel López Obrador “manipuló [la pobreza] para ampliarla, para desgarrar y construir un enemigo sobre el cual enfocar las energías de la sociedad”. En Estados Unidos, Trump siguió el mismo manual, enfrentando a la “sociedad norteamericana tradicional” contra todo lo que oliera a progresismo.

Romero ilustra cómo esta manipulación se extiende a Europa: “En Francia, Marine Le Pen construye su discurso alrededor del miedo al inmigrante. En Italia, Meloni utiliza la misma táctica. Y en Hungría, Orbán ha hecho de la xenofobia una política de Estado”.

Un llamado a la resistencia democrática

Romero no se queda en la crítica. Su propuesta es construir un mensaje de esperanza, una narrativa positiva que permita rescatar la democracia del abismo. El Diluvio busca ser ese espacio de resistencia intelectual, un faro en medio de la tormenta autoritaria. Se trata de una revista que, aunque nace en español, tiene vocación global porque busca mover las conciencias de los lugares y las regiones en donde la democracia sea socavada por las personas en el poder.

“La democracia no solo es deseable, sino que es posible y la tenemos que construir entre todos”, concluye. La misión está clara: evitar la gran catástrofe, tanto política como climática. Y solo las democracias pueden detener el avance de la oscuridad. Romero enfatiza que el proyecto no pretende quedarse en el análisis: “Queremos movilizar. Si un artículo, un podcast o un video en redes logra que alguien cuestione el discurso autoritario, habremos logrado algo”.

En un mundo en el cual las verdades se desdibujan y la manipulación se convierte en moneda corriente, El Diluvio surge no solo como una revista, sino como un movimiento. Una invitación a pensar, a debatir y, sobre todo, a resistir. “Estamos empezando un nuevo ciclo histórico. La pregunta es si seremos capaces de hacerlo desde la democracia o si la historia, una vez más, se inclinará hacia el autoritarismo. En El Diluvio estamos decididos a que sea la democracia la que prevalezca”, finaliza Romero.

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